Organizas fiestas “pequeñas” a las que llegan mínimo quince personas, haciendo ruido como si fueran cincuenta.
Metemos la comida que nos sobra en botes de helado, yogur, etc.
Tomar cerveza sola, es demasiado simple y aburrido para ti. Tú prefieres micheladas con limón, sal, clamato, salsa inglesa, tajín y cuánta cosa se te ocurra.
Le decimos “provechito” a cualquier desconocido.
Tenemos una bolsa llena de… ¡más bolsas!
También usamos el horno de la estufa como alacena.
Colgamos los tenis que ya no queremos en los cables de luz.